Ayer caminado por un mercado muy típico de mi ciudad, me encontré con una Urna que en cuanto la vi me dí cuenta que era ideal para los restos de Libertad... la compré. Me emocioné mucho con la idea de por fin casi al año de la muerte de mi hija, pude por fin compararle la Urna para tenerla cerca de mi... Siempre he dicho que cuando yo muera, me pongan esas urnas en mis pies, por supuesto que para eso falta muchísimos años, pues en mis planes no está morir, al menos no en 40 años.
Llegando a casa, busqué la espantosa Urna de Cerámica donde tenía sus restos y la vacié en la nueva y mientras hacía esto, viendo las cenizas, me preguntaba si en verdad son los restos de ella... Me veía los restos que se deslizaban y veía lo frágil que eran... ¡cómo habían tenido vida esos resto...! y ¡cuanto amor le dí y me dio mi perro... mi adorada Libertad... Ahora está junto a la Urna de Gilberto, y se ven bien, como cuando se paraban juntos, Felices, contentos, amorosos sabiendo que yo estaba ahí y ellos estaban para mi.
Confieso que los extraño... y les agradezco tanto, ... vivimos tantas cosas juntos, tantas experiencias tantos viajes... y tanta soledad. Ahora están juntos de nuevo en un nicho especial para ellos en mi casa... su casa, y me hace bien verlos así.
Ahora tengo a Uma, y tenemos tanto por vivir... qué me siento bendecido por su presencia en mi vida. Espero estar a la altura.
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