martes, 11 de enero de 2011

Entre ellas y yo

Más de una vez me han dicho qué ¿cómo puedo querer tanto a mis perros?... ¿Cómo es que les doy pollo todos los días habiendo tantos niños sin comer?... y a veces lograron hacerme sentir mal, sin embargo... cuando calladamente contemplo cómo ellos pueden prodigar tanto amor y dedicación entre ellos mismos y cómo me dan esa serenidad que necesito con sólo mirar sus ojos... no puedo pensar otra cosa que darles ese amor y dedicación que se merecen por el sólo hecho de ser animales indefensos a merced de la buena voluntad de los seres humanos. Porque... ¿cual es el habitad natural de los perros? o ¿a caso, no históricamente nos hemos dedicado a tenerlos cerca de nosotros? Puedo tener muchas respuestas basadas en mi egoísmo y mi vanidad de porque les brindo tanto amor a mis perros, ahora especialmente a estas perras Libertad y Uma, pero sin entrar mucho en esos detalles de mi egoísmo egocentrista, me gusta pensar que si logro que un ser vivo de este planeta pueda tener una vida tranquila y feliz... en algo contribuyo al equilibrio de la naturaleza.

Claro que una pequeña cosa puede hacer un cambio mayor,; como cuidar de una planta en casa, limpiar un jardín, quitar la basura de las calles, aromatizar mi espacio con incienso... amar a mis perras, eso... hace un cambio en mi entorno y en algo repercutirá.
Así que de un tiempo acá que se atreven a decirme que ¿cómo puedo amar tanto a mis perras, habiendo tantos niños desamparados en el mundo?... con cinismo sonrió y les digo, "porque puedo, porque quiero y por que lo que recibo de ellas es mucho más grande que cualquier cosa que pueda hacer yo por ellas... y además, ponerlas en mis cuadros, pintarlas... me da de comer.