Una mañana de marzo, sin creer que sería la última vez, desperté mirando a Cosima como estaba tranquila, sentada en la cama, mirando los rayos del sol por la ventana... Creo que sabía que sería la última mañana juntos. Recuerdo que esa vista me recordó a Uma, en la misma situación en a mañana en que la lleve al médico.
La muerte de ella, cerro un ciclo de mi vida. Ella llegó a mi como un encargo de mi amigo Manuel que murió preocupado por ella. Yo me la lleve a casa después de un periodo en que estuvo con Áurea. Al principio fue extraño convivir con tanto pelito, pues siempre había tenido perros pelones, era lindo verla junto a Uma que la acogió con gusto y un poco de recelo. Pero al final, cuido de ella y convivieron al menos 4 años.
La muerte de Cosima me causo un vacío enorme, era mi consuelo por la perdida de Uma un año atrás. Me sentía avergonzado por no haber cuidado bien a ella que me la habían dejado para atenderla. Ahora dos años después, entiendo que me desquicio todo esto.
Cosi, Cosi,... muchas gracias por tu compañía y por el consuelo que me diste, por todas esas noches juntos y todo ese tiempo que estuviste detrás mi mientras trabajaba... gracias. Me gustaría describir cuanto disfruté tu compañía, las veces que andábamos en Bicicleta, tus orejitas que parecían cofia de monja voladora... Tu carita, tus ojitos y tu pelito que traigo siempre conmigo, ese mechón que te quité cuando te fuiste.
Gracias preciosa, gracias bolita de pelo y perdona que no haya escrito nada por dos años. el dolor de la ausencia, era ensordecedor.