jueves, 28 de febrero de 2013

María Libertad Mijangos Hassky

Anoche, al meterme a la cama, subí el pie en el sillón de Uma, para poder meterme a mi cama,  qué siempre ha sido el sillón de mis perros. Uma estaba ya en la cama. Así que el sillón estaba vacío, pero juro que sentí una nariz fría rozar mi pierna, una nariz húmeda y cálida al mismo tiempo... sentí a Libertad... . No sé si es qué el medicamento que tomo me afecta tanto al punto de tener alucinaciones táctiles, hasta ahora sólo eran visuales y en sueños. Me desconcertó en sobre manera está sensación, y me hace pensar qué no he tenido tiempo de llorar la perdida de mi hija, Me metí a la cama, abrace a Uma y me quedé pensando en ella, en cuanta falta me hace sentirla deambular por la casa, sentir su respiración y escuchar cuando suspiraba... 
Libertad fue el primer perro totalmente mio en mi vida adulta, fue una perra qué deseé tanto y por tanto tiempo, qué no cabía de felicidad cuando ella vino al mundo. No es qué comparé a mi perra con los hijos de mis hermanos y amigos, pero en mucho, es la misma sensación de sentir qué tenía por vez primera la oportunidad de sentir un cariño tan grande qué más que una mascota o una hija como tal sentía que tenía una amiga incondicional. Y mi relación con ella siempre fue así, a veces nos enojábamos, mi juventud de entonces y su carácter libre, hacía que más de una vez estuviéramos en conflicto. Pero al final del día, siempre dormíamos juntos. Ella tuvo que soportar que yo tuviese alguna pareja, pero jamás un desplante de nadie, por qué antes de eso, salía de mi casa y de mi vida cualquiera que no la aceptara. Siempre la vi como la amiga más cercana, comprensiva, cómplice, musa y proveedora, pues cuando la pintaba en mis cuadros, era muy probable que esa pieza se vendiera... siempre la vi como mi hija. Hizo gala de su nombre, ella era libre... le gustaba estar cerca de mi, pero cuando ella necesitaba estar sola se daba la vuelta y se echaba a dormir a dónde sintiera el calor del sol. En el parque, me veía por el rabillo del ojo, pero se alejaba tanto como podía, para explorar el mundo, para olerlo, y sentirlo. Siempre fue la líder de la casa, siempre qué había un perro más en casa ella dictaminaba que y como era la vida aquí. Libertad siempre estuvo presente en mis conversaciones por casi 18 años de mi vida... Cuando pensaba en esto, me asustaba un poco darme cuanta cuantos años estuvimos juntos, cuantas cosas, cuantas vivencias, cuantos cuadros y dibujos, cuantas recuerdos tengo de ella. 

En aquellos años estaba yo en terapia, y mi terapeuta me decía que era preocupante qué yo no pudiera relacionarme con las personas y si con los perros. Sé que nunca entendió el vinculo que se tiene con una amiga, una amiga que nació en mi cama y que lo primero que sintió en su piel fue mi mano. 

Hace tres meses que Libertad se fue de mi vía, y sólo tengo un montón  de fotos, y cuadros de ellas, y muchísimas palabras escritas en mi diario... Pero siendo totalmente honestos, Libertad me ha definido como ser humano, y me ha hecho ser mejor persona, en muchos sentidos, fui un mejor amigo de Gilberto, su nieto, y ahora soy mucho mejor persona con Uma... qué vino a ser su bisnieta y compañía para bien morir. 

Libertad; te llevé por 12 años tatuada en la espalda, ahora además llevo tu pata en mi brazo izquierdo como una rama qué crece y florece, llena de la vida que me diste. Te llevo tatuada en mi alma, y por cursi que suene en  mi corazón. Sólo espero haber retribuido un poco del amor incondicional que me diste por casi 18 años. Y si quieres seguir haciéndome sentir tu presencia, acá estoy. Ven cuantas veces quieras, en mis sueños o alucinaciones, no lo sé, pero no dejes de estar cerca de mi. 

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